Un paciente con una enfermedad hepática terminal fue tratado con éxito en Estados Unidos usando un hígado biofabricado en laboratorio, en una experiencia médica que ya es considerada revolucionaria. El avance fue desarrollado por la compañía MiroMatrix y representa una nueva esperanza ante la escasez global de órganos para trasplantes.
El paciente, que solo tenía siete días de vida estimados, fue conectado a una máquina de diálisis con un hígado artificial creado a partir de un órgano porcino reestructurado con células humanas. En apenas 72 horas mostró una recuperación notable.
El científico argentino Ernesto Resnik explicó que esta tecnología «es una solución impresionante para la escasez de órganos» y que el desarrollo podría aplicarse a otros trasplantes, como riñones. Aunque el tratamiento está en etapa experimental, se abre una puerta inédita para quienes hoy no acceden a un trasplante tradicional.